La verdad es que resulta dantesco el panorama en nuestra provincia de cine, autobombo y otras lindezas de los dirigentes. Porque ya son más de 4000 hectáreas las quemadas y los brotes del covid con medio centenar de casos ya nos ponen en el disparadero de otra vuelta de tuerca al domicilio sin oportunidad para moderar la ruina económica. Pero es que no hay nada más que ver la desidia de la autoridad en la vigilancia terracera, aún diría más, la complicidad de ver como las distancias físicas de seguridad para la pandemia no las respeta casi ningún negocio hostelero que después, cuando la curva vuelva a ascender, llorarán porque se vuelve a cerrar con siete llaves la actividad para parar la enfermedad. No sé si no hay agentes suficientes, tampoco sé si no han pensado en grupos civiles voluntarios y organizados desde el ayuntamiento en misiones de vigilancia y advertencia a los sin máscaras y a los negocios de hostelería que acumulan sillas y sillas con la anuencia de los responsables políticos pertinentes. La verdad es que resulta desconsolador advertir la falta de capacidad e incompetencia en regular ciertas cuestiones que se perpetúan desde hace un cuarto de siglo, sea de orden urbanístico y de la ciudad, sean del rural y los incendios que lo matan; mientras las lacras pesan sobre el futuro colectivo nos encontramos con la política de la publicidad y propaganda por cualquier motivo que hace el político de turno, que podía irse a tomar por … En fin, que no arriendo la ganancia para subsanar errores y sí para gravarlos aún más con el tiempo con la lacra de los responsables que tenemos.
Incendios y Covid19 nos arrasa Ourense.
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