Se acabó. El período electoral. Y ganó Feijóo, una vez más, y van… cuatro seguidas. No sé si el único que le tose como ganador de elecciones será Putin, pero no lo creo. A Fraga ya lo igualó. Cualquiera diría que no es un campeón. Guste o no guste, son datos. Ahora solo hace falta que nos gobierne sin que le suba el éxito. Porque ya le sube a demasiados mediocres que lo rodean y cuyo mérito es ser buenos agentes electorales. Pero no solo de pan vive el hombre o de propagandistas vive el político, sino hace falta política que resuelva la vida en sociedad lo mejor posible. Ni recortes en sanidad, ni presuntas amistades peligrosas, ni ambigüedades o extraños compañeros de partido, han podido restar ni un ápice al líder popular gallego. Ganó Feijóo de igual manera, mismo margen, que en anterior elección.
No ganó las elecciones el Bloque pero sí la condición del primero en la Oposición. Se aprovechó bien del descalabro del Podemos que no pudo nada, cero escaños para su desaparición política venidera, pero es que resulta natural que cuando el mensaje de un partido va en la línea del que lo representa desde hace tiempo se prefiera el original a la copia, siempre o casi siempre. En este Bloque cabe hablar también de la líder Ana Pontón que con una personalidad serena y cierta moderación discursiva, se ha ganado el respeto de todos y el apoyo de muchos.
No es el caso de Gonzalo Caballero, relegado por las urnas a un papel secundario que ya veremos si aprieta o no consecuencias de liderazgo. El socialismo navega con rumbo difícil en su jeroglífico ideológico, viviendo sin raíces en el lugar que lo hagan independiente de la marcha a nivel nacional, que la llevan cambiada y poco a poco chocará con la realidad.
A Ciudadanos ya no se les espera. Arrimadas nunca debió dejar su tierra y las cosas más lentas irían más seguras. Ahora no tienen demasiado recorrido, a cada elección menos gente interesante les cobija, y en Ourense particularmente no puede el candidato que siempre fue de un partido oponerse a él porque la contradicción lo vence. Hasta Vox tiene, paradogicamente, en una nacionalidad histórica como Galicia mayor futuro que Ciudadanos, sobre todo si el estigma va dejando paso a la concurrencia natural. Tan natural como el de Podemos por el otro extremo, que este sí llevó una leche descomunal aunque no se corten cabeza y ni siquiera coletas. Lo demás, nada.
Pero ahora viene lo importante. Covid19 que sigue cara al 21, a poco que sigan mirando para sus ombligos los que deben adoptar medidas contra los que se comportan incivilizadamente. Y es que ya basta de templar gaitas con los que menos compasión demuestran hacia la cuarta edad. Multitas todo a cien y ya veremos si la peña no se comporta con otra gracia. Esperemos que la cosa no siga a mayores pues de lo contrario en agosto todos confinados, ahora ya sin salir a las ventanas por si nos lanzan tomates quienes se han jugado las pestañas por protegernos. Segundas partes nunca fueran buenas, así que a vestirse despacito que tenemos prisa.