Lamentablemente, no estamos aún con la pandemia controlada como para ir de fiesta. Vemos tantos y tantos ejemplos, sobre todo en los jóvenes – es natural en ellos sentir la lejanía de la muerte por razones naturales obvias -, de tomarse el presente como si el pasado más inmediato no volviese, que hablando de coronavirus a cualquiera se le ponen los huevos de corbata. Así hoy viernes 19 de junio la crisis del coronavirus, lejos de disiparse, debe preocupar tras los últimos rebrotes de Covid-19 detectados en China y Alemania. Y sí, dice Redacción Médica, las autoridades españolas vigilan estrechamente la evolución de estos nuevos focos de coronavirus a escasos dos días de entrar en la “nueva normalidad” y de abrir las fronteras al turismo internacional para la temporada de verano, para lo que aún no han previsto protocolos claros y suficientes para no descontrolar el tema. Según el controvertido director del Ccaes, Fernando Simón, España detecta en este momento el origen de entre el 60 y el 65 por ciento de de los nuevos casos de coronavirus, aunque todavía hay un tercio de los contagios de los que se desconoce el foco de infección. Todo ello en un contexto de confusionismos absoluto en el que nos movemos desde antes de llegar la coronaparca a hacer la escabechina que hizo en nuestro territorio.
Por cierto, que el número de pacientes fallecidos por Covid-19 en España en la última semana ha ascendido a 52, siendo la mayor cifra en los últimos 10 días, pero el dato total de muertes “oficial” continúa sin moverse y se mantiene en los 27.136. Es algo inaudito e impropio de un Estado que no deje mucho que desear. No registrar las muertes de personas por esta causa en la casuística propia desde donde juzgar el alcance de esta crisis total, es como si un desprecio sobrevolara la vida de ellas, a sabiendas que sin duda no será así pero aquí como en la mujer del César hay que tener en cuenta lo que parece, por cuestiones de sensibilidad. Además, claro está, que debieran reconocerse en este mismo grupo a todas las personas que fallecieron con síntomas pero que no computan por no haber pasado ningún test, ¡hay que fastidiarse!. El poder político parece estar jugando al escondite con la verdad, que, al final, siempre resplandece, se ha de saber. No son 27.136, en ningún caso, más bien superamos por distintas fuentes apuntadas las 40.000 víctimas mortales, que es mucho decir, mucho contar, mucho rezar por ellas, si es que hay dios que las proteja.
No bajemos la guardia porque seremos el segundo cerdito que verá volada su casa de madera para irse a refugiar a la de piedra del tercero, si es la hay, porque no todo lo del cuento se repite necesariamente en la realidad, así que cuidadín, cuidadín. De las medidas preventivas de la sociedad hoy mejor no hablar, porque sería prolijo, pero solo como adelanto decir de qué vale marcar distancias de seguridad en la calle y en todos los lugares públicos si después se vulneran a la vista de las autoridades que deben velar por su cumplimiento sin que éstos reaccionen, día sí y día también. Imágenes de los vinos en Ourense hay que escandalizarían a cualquiera que cumple escrupulosamente con la normativa y ve parcelada la playa a tal fin. Ya hablaremos, ya, y mejor no lo hagamos confinados nuevamente.