Pues sí, se han dado un morreo hoy, a la vista de todos, que cualquiera diría que la vocación de la señorita Prensa sea, entre otras cosas, un poder (cuarto) que contrarreste y controle a Doña Política. Si resultó un escándalo, en plena pandemia, que el Gobierno de la Nación inyectara en las nalgas de los Grupos de Comunicación más mediáticos de España, que obtuvieron el año pasado unos beneficios acojonantes, alrededor de quince millones de euros, ya me gustaría saber el precio de esta otra medida de alcance para la prensa escrita y que hemos visto hoy. Así, por lo bajines, ojalá fueran públicas las facturas, cuatro hojas de portada y contraportada con sus reveses, deben alcanzar una suma media por cabecera de unos 10.000€. Esta medida que es tan obscena que salta a la vista como cualquier primera página, ¡qué diferencia con la primera del The New York Times y sus mil nombres de muertos en USA!, debe añadirse a toda la publicidad institucional “especial” que las distintas Administraciones llevan haciendo desde que surgió la crisis del coronavirus. La cosa no está bien porque huele a espuria, porque esconde el favor a las distintas empresas periodísticas tras una publicidad indígena o cautiva, que no se necesita; en todo caso, bien pudieran informarse las cuatro páginas en una sola y de interior. Cuando hoy están valorando en cuánto van a bajar las pensiones, cuando hoy están sin pagar ERTEs por falta de liquidez, cuando no hay test, test, test para controlar mucho mejor la desescalada, cuando hay colas del Hambre, cuando hay miles de autónomos y pequeñas o medianas empresas que bajarán la persiana definitivamente, cuando las listas del paro se multiplicarán sin remedio, cuando la clase sanitaria necesitaría una paga extraordinaria por los esfuerzos que acometieron, cuando hay tanta y tanta necesidad, la publicidad y el control de los medios de comunicación es para el poder político una preferencia total. La verdad es que esta clase social que tenemos, casta le llamaban antes, deja mucho que desear; todos ellos en general siguen dando muestras de sus egoísmos y objetivos, que es seguir en el machito chupando la sangre del Estado hasta dejarlo exangüe. Nadie consiguió levantar la bandera de la decencia y proponer siquiera que ya está bien de privilegios y sueldos millonarios, dietas y demás mamandurrias que ni merecen ni la cosa está para pagarles. Suma y sigue el mal ejemplo que acabará desalentando a todo dios a tirar del carro hasta que este se despeñe definitivamente. ¡País!.
(La fotografía está sacada del facebook de un partido político, curiosamente; se puede constatar el lugar por la alfombra que asoma por el lateral.)