Ya sé que esto a muchos les sonará a chorrada, y puede ser, claro. Economía para compartir. Colaborativa. Pero a mi los pensamientos me llegan a veces a través de los hechos. Es el caso de hoy por la mañana cuando me aproximaba a elcercano y el amigo Paco Serodio, que tiene un garaje donde cambia ruedas y hace otras cosas, al verme pasar me pidió que le quedara un ratito en el negocio mientras él iba a bucar unas ruedas que guardaba en un garaje al fondo de un callejón que tiene enfrente. Sus dos empleados están en el ERTE, y él está solo. Por supuesto, como os podéis imaginar, me quedé en la puerta cinco o diez minutos como si el negocio fuese mío en la tarea de guardarlo. Paco, el otro día, me dejó a mí un compresor de agua para que pudiese lavar la terraza de piedra que estaba fea de la suciedad que había acumulado en años; quedó preciosa, y fue gracias a ese aparato que me prestó graciosamente, no solo sin cobrar sino que tuvo que cargar con él pues lo tenía en otro lugar. Y ahora mismo acabo de hablar con Ton Risco, porque se me ocurrió celebrar que estamos sanos con las canciones que él y su hermano Carlos nos regalaron a través de internet durante la pandemia; no sé si lo haremos pues tendrán que pensar si les apetece (elcercano sufragará un mínimo para poder invitar a los suscriptores y algun amigo de los músicos). Pero todo esto va en consonancia con lo que apuntaba al principio, la posibilidad de compartir la economía con el trueque, no solo de las cosas y servicios sino de los mejores sentimientos humanos y más positivos. Es una utopía, quizás, pero ya lo decía Sábato: “la vida sin utopía no es vida!. Otras fórmulas nos deberemos inventar para sobrevivir, y no, necesariamente, deberían ser peores.
Economía colaborativa, hora de compartir
Comparte esta noticia:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email
Imprimir