Han llegado ellas. Dos hermanas que han pillado el café que era propiedad de su abuelo y hoy lo es de algún hijo, como el propio padre de Beatriz y Elena. Las conozco desde niñas veraneando en Playa América y son vitalistas innatas, como hace falta para emprender esta aventura que para complicarse bien ha llegado en tiempos de crisis. Pero ellas siguen y siguen preparando su apertura, ora pintando, ora amueblando, ora cambiándole algo la cara sin perder la esencia de este local que fue comercio primero y después café. El rojo oscuro despareció tras el blanco que necesita, por cierto, otra mano, y los rictus serios cambiaron por amplias sonrisas que están adheridas a estas mujeres. Que les vaya genial, aunque tengan que esperar un poco más para abrir; la negociación con su casero me imagino no será difícil como para abrir sin prisas.
El Café Bohemia se transforma
Comparte esta noticia:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email
Imprimir