Estalló el conflicto en el barrio de Salamanca de Madrid. Barrio pijo o rico, sinónimos de sentimiento bastante común, que está siendo noticia estos días no tanto porque se quieran manifestar unos cuantos en la calle, sino porque la calle en cuestión está en este barrio concreto. A mí esto de ricos y pobres me descompone un poco, pero no porque haya ricos sino porque haya pobres. Porque a los ricos no los envidio, sobre todo a los que se han dejado la vida en ello y, a lo peor, a costa de no sentir el gusto de leer un buen libro, escuchar a un orador erudito, o de valorar las cosas más sencillas al tiempo que más hermosas. Porque una cosa es pasar necesidades básicas y otra muy distinta crearlas por pura estulticia, estatus o modas. Pero allá cada cual. No los envidio porque estoy a gusto y agradecido a la vida, y a mis padres que me dieron mucho, por tener lo que tengo y además no sentir necesidad de aspirar a otra cosa que no sea la de seguir manteniendo mi propio estatus, que considero bueno pero ordinario. Nunca fui, no lo soy, y no seré jamás vecino de este barrio de Madrid porque, aunque tuviera que vivir en esta capital y aún pudiendo, por gusto me iría antes a otros barrios; pero no por ello estigmatizo a quienes viven en él, ¡lástima fuera!. Pero ¿quienes somos el resto para decidir sin conocimiento de causa quien es bueno o malo por el único hecho de vivir en determinado lugar? , ¿qué sabemos de las familias que tienen un piso en alguna de esas calles? Si se lo han currado honradamente, si han dejado su vida personal y/o familiar en “ello”, porque la adquisición del piso ahí es un mil por cien más caro que en la calle San Bernardo, ¿quién puede discutir su elección? ¿Su libertad de decidir? No sé por qué me da que la envidia tenga bastante que ver. Insisto, que “a mi no me pone” ni sus calles, ni sus ropas o gominas, o demás costumbres adquiridas por la llamada pijería; es más, me gustó en alguna ocasión – de joven, claro – intentar seducir a alguna chica pija que me gustara con un añadido morbo de hacerle sentir interés por alguien que no estaba en su movida, ni presumiblemente lo iba a estar nunca; es un pecado, una maldad que confieso ahora como parte de cierto despecho hacia esta singular ciudadanía que la sentía cuando quise ser progre, por la razón que fuese, por pura rebeldía juvenil o verdadera gilipollez donde las hubiera. Pero lo que me jode de esta cuestión de pijos y/o ricos del barrio de Salamanca, de la que están haciendo un edificio sin mirar los cimientos que se tambalean en el sistema, al margen de la censurable inconsciencia de los manifestantes que no guardan la distancia física exigible (que le peguen a la cacerola desde sus ventanas y balcones ¡coño!), es que salten algunos políticos del ala opuesta de la casa de todos, simplemente por la cualidad de riqueza o barrio pijo, cuando ellos mismos vivieron o viven en ese mismo barrio, visten o tratan de vestir a la misma moda, o viven en buena casa con jardín por una particular “suerte”; incluso lo de la gomina ya se aprecia en esta filas. Me fastidia, pues, que sea Echenique, precisamente él, que se mudó a este barrio en cuánto pudo (ahora dice que ya no está ahí pero no dice el porqué, en cualquier caso ¿y antes?; o que lo diga Rufián, porque hay que ver como marca su cambio de look la simple vestimenta (por cierto ¿alguien sabe donde se aloja el catalán cuando está en Madrid; en qué barrio, hotel o vivienda, con los 1900 € que le saca al erario público para ello?); o que salte con lo de ricos y pobres, no sé si el nuevo, pero lo parece, rico Pablo Iglesias, con chófer, asistentas y salarios millonarios entrando por su casa y sacando al mismo tiempo su traca de igualdad para todos, que ya solo creen sus más fieles seguidores. A mí no me engancha este tufillo de ricos, pijos, progres y demás historias, pues ya en el 2008 escribí del tema y, por tanto, me parecen anacrónicas tal como se plantean, de manera demagógica: https://www.laregion.es/opinion/moncho-conde-corbal/pijo-conceptual/20080203000000241722.html
Y ahora, como curiosidad que encontré en internet subo el contenido de Marta Bac en una página web de ocio de Madrid donde hacen una amena comparativa entre barrios de la almendra madrileña del centro, donde sorprende descubrir que una habitación en La Latina sea más cara que en el barrio de Salamanca ¡toma prejuicios!. El título dice así: “Dime cómo eres y te diré en qué barrio de Madrid tienes que vivir (y cuánto vas a pagar)”. ¡Ah, yo tuve debilidad siempre por Malasaña pero el Barrio de las Letras no me iría mal!; incluso el de Moncloa.