Hoy debíamos estar presentado el libro de Darylmple cuyos derechos al español hemos comprado a su editorial americana. Pero ahí, en elcercano, tenemos las cajas llenas de ellos sin poderlos distribuir y mucho menos hacer ninguna presentación en regla. De todas formas, hemos llevado algunos al Kiosko de Javier en Samuel Eiján, Ourense, para que los más avezados y curiosos lectores de Ourense puedan hincarle el diente, como ya ha hecho nuestro cercano amigo José Antonio, del que me consta esta pasión lectora.
El año pasado presentábamos en este día también un libro, O Noso Camiño, un libro noso, nuestro, que tuvo buena acogida por parte de los que lo conocieron, pero menos, de momento, de las instituciones a quienes se lo ofrecimos. Porque sí, primero lo ofrecimos a la Xunta por razones obvias de interés para la cultura del país y la revalorización que podría suponer conocer esta historia para el vacío rural, preocupación que tanto predican pero poco practican. Vaya, que pueden ser auténtica hipocresía. Vamos a ver si ahora con esto del coronavirus, los políticos miran más hacia este campo que puede procurar esos recursos que alivien las primeras necesidades en caso de crisis como la pandemia y su derivada, y estoy hablando, sencillamente, de comer. Pero, por insistencia no va a quedar la cosa, sobre todo cuando te han mareado un tanto con plazos en el compromiso manifestado y aunque después escondan la cabeza en el agujero de la no respuesta. Pero ya contestarán, ya, porque los políticos todavía no han entendido que no son los dueños de nuestros destinos, son simplemente administradores de lo público, y en cualquier caso tienen obligación de responder a cualquier gestión pendiente que un ciudadano mantenga con ellos. Y en educación, se le debe exigir la mínima ¿verdad, Anxo? Me ponen de los nervios, y es que no importa la Administración que sea, en una son los cargos políticos que lamen culos a los de arriba, de tal forma que les queda una cara de culo que la hacen pagar a los demás, en la otra porque es el Jefe el que se cree que tiene condición divina y no leyó a Etienne de la Boétie, el caso es que su forma de hacer es tan poco respetuosa, que, al final, habrá que estallarles la burbuja en su cabeza cuando coincida la ocasión de encontrarse en persona.