Comenzó el jueves a las 22:00h tras cerrar elcercano; desde entonces confinamiento, que cumple cinco días, y continúa la historia, pero antes de seguir me choca el horóscopo del día de Piscis pensando en Paloma, pues dice “día propicio para hacer relaciones públicas en general”; conque no coja el teléfono y comience a llamar a todo dios, va buena. No obstante, y aparte de los horóscopos que entretienen a mucha gente, disponerse a pasar el tiempo, incluso a matarlo que diría Schopenhauer, pues es el tiempo lo que nos puede sacar de aquí y el esfuerzo individual por resistir, cada uno a su manera. Cerca de mí, algunos seres queridos hacen yoga, pintan, andan kilómetros pasillo ida, pasillo vuelta, y el pequeño nos alegra a todos con sus ganas de vivir y hacer lo que pueda.
Pero antes de seguir, un inciso de belleza, pues May Gañán nos ofrece en su blog otro dibujo lleno de ella, de belleza y sentimiento personal. Una figura artística única y un amor de amiga, a la que quiero como si conociera de siempre y casi es amiga del otro día. Da color a estas letras crónica de un confinamiento 2020.
Pienso en las condiciones distintas de confinamiento. Curiosamente las dos personas que más me preocupan por razón de su edad avanzada son, precisamente ellas, las mejor preparadas para el aislamiento. Viven solas desde hace tiempo y sin salir de casa, por ello están más entrenadas que nadie. Paradojas tiene la vida.
Los amigos con sus fincas no me suscitan envidia, bueno tal vez sí un poco de envidia sana que no es a la que me refiero para nada, porque estar en una casa en el campo, en ese rural despoblado hacia el que no mirábamos nadie hasta ahora (a partir de aquí vamos a ver si no se le da mayor aprecio a tener un terreno, cultivar la huerta y hasta tener unas gallinas ponedoras con las que hacer sobrevivencia de guerra) con un terreno propio para pisar la libertad de movimiento al aire libre cualquiera no lo quisiera para sí; pero hete aquí siempre Erasmo el gran humanista con su principio del buen ánimo: compararse siempre con los que están peor que uno. Y así es, me encuentro bien, en primer lugar por ser consciente de ser la esfera bisexual que contaba Aristófanes, gracias a Eros, pues estoy con la otra parte que los dioses habían separado por portarnos mal originariamente; estoy en contacto permanente con aquellos que quiero, sabiéndolos que están bien; me rodeo de los libros que me dan ganas de comerlos de los apetecibles que los veo al detenerme con tiempo en sus lomos y cubiertas, abriendo sus páginas donde asoman además del conocimiento unos colores amarillos, verdes y naranajas mayormente con los que remarqué en su día frases, una escena determinada, el viaje por la imaginación, yo que sé… Trabajo en una mesa grande al lado de la luz que entra por el ventanal con mi ordenador que me tiene al día con el mundo entero, información permanente, intercambio de opiniones y en general abre la puerta al mundo sin abrirla al germen y mucho menos al virus machacón.
Se me había olvidado mirar al cielo en invierno, escrutar las nubes, escuchar al viento, advertir la belleza de la vida sencilla y en contacto con la naturaleza. Solo siento que mi ventana de al Sur, pues observo a mis vecinos de enfrente, en el patio de manzana donde vivo, salir a sus ventanas y balcones a recibir la caricia del sol que calienta el alma, sube el ánimo y mata al coronavirus. Bendito sol amigo. Aprovecharlo, los que puedan.
Y ahora completo esta crónica de hoy copiando el regalo que nos hizo hoy en la red el amigo Jose Luis Gutierrez, alguien al que aprecio, por encima de maravilloso músico que es, su manera de ser, su alegría y talento poético, su sencillez pero profundidad de sentimiento, un tipo grande.
MI HOGAR
José Luis Gutiérrez
Mi hogar no es una casa,
más bien una fortaleza…
donde el descanso pasa,
donde no entra la tristeza.
Mi hogar tiene cañones
y poderosas almenas
que ahuyentan las discusiones
y alejan todas las penas.
Con plomo de artillería
se recibe a los problemas
y con salvas de alegría
a la canción y al poema.
Mi hogar es un fortín
desde el suelo hasta el cielo,
siempre abierto para ti,
bien trancado para el miedo.
Y que sepas que, en mi hogar,
no andamos con advertencias:
si vienes a molestar,
atente a las consecuencias.
Respeto, educación,
sonrisas y buen talante
tenéis las puertas abiertas,
bien venidos, adelante.