El punto más claro de las elecciones de ayer es la derrota de Ciudadanos, tal como lo pinta la dimisión de Rivera. Desde luego, no es que tuviera otra salida razonable el líder político pero como “dimitir” en nuestro país es algo que corresponde al mundo de los sueños la verdad es que la dimisión de hoy es como para agradecerla, por si prende. Pero difícil que prenda en las Iglesias por mucho que haya perdido un montón de votos, o en el propio Campeón de campeones que si no quería una taza tiene ya dos para atragantarse con los que necesita. Por otro lado, de los que suben, los populares, que suben menos de lo que esperaban, por muchas sonrisas que dibujen sus caras tienen que estar mirando a su derecha ahora por si las moscas; y el mayor ganador que fue Vox porque ha subido cerca de un millón de votos que uno detrás de otro te llevan hasta Mallorca a pasar un fin de semana.
Respecto a Ourense y Galicia la verdad es que el PP puede ir pensando en aliados para gobernar Galicia el próximo año. Baltar contó con ese apoyo subliminal que lanzo DO a través de Facebook pero en la capital palmó respecto al PSOE. Son las cosas de las nuevas amistades.