TELMO, para verte ya tengo que mirar atrás. Y ya solo puedo mirar dentro de mi cuerpo, ahí donde se alojan los sentimientos, para recuperarte, como lo llevo haciendo dos días enteros desde tu ausencia. Tengo que volver la vista atrás porque enfrente hay una espesura de niebla dura que no me deja verte; tú ya no estás delante de mi vista, nunca más estarás, y esto me produce un vértigo que mete miedo, además acrecentado por una gran tristeza. Fuiste un gran amigo, un compañero ciudadano que daba gusto encontrar en cualquier paso de cebra o entrada al supermercado, por tu amabilidad y cortesía; fino pero nada engolado, educado, culto, positivo, generoso siempre al lado de causas no populistas, ciertamente, y tan cercano como antiguo. Hoy en ésta tu casa de encuentros como tercer lugar hemos colgado el número 21, el tuyo, que data nada menos de febrero de 2009. Sin ninguna queja, ningún reproche sino todo lo contrario, animoso y hasta agradecido en asuntos donde éramos nosotros los deudores contigo. Siempre empujando a que elcercano fuera mejor en lo posible. No entrarás ya más por esta puerta que franqueabas con la sonrisa como mejor saludo, ya no te sentarás en las tertulias espontáneas de la que tanto y tanto disfrutabas y que te hacían lamentarte de no tener más tiempo para disfrutar de ellas. Guardaré tu número de teléfono como guardo el de otras personas amigas que me han dejado huella en la vida, no solo en el aparato sino en el alma. Espero encontrarme con todos vosotros algún día en algún lugar donde la vida no tenga muerte sino esperanza de otro rollo, el que hoy necesito para sentirme mejor y seguir sonriendo. Abrazos
TELMO CAO
Comparte esta noticia:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email
Imprimir