Se publica la sentencia a los del Procés y se arma el lío como estaba previsto. De 9 a 13 años de trena para delitos de sedición y malversación que dios sabe como se cumplirán, pues todos sabemos que los políticos presos no son presos normales, son políticos que están presos y como tales los beneficios saltan a la vista tanto como el caso de dietas y otros beneficios que perciben en cualquier parlamento español. Es la casta, sí, la peor que denunciaba Pablo Iglesias y que no volvió a utilizar en su jerga progre porque, simplemente, hoy forma parte de ella. Al no tener ni idea de derecho no entro en enjuiciar la propia sentencia, así que voy a pensar en como estará el mayor armadanzas del origen del procés, que anda escapado de la justicia, ante la posibilidad de que con la publicación de la sentencia acceda la justicia belga a resolver la orden de captura que le ha enviado el juez LLaneras, pienso en él y en como, con qué simpatías lo recibirán en caso de que se cumpla la orden sus excompañeros de gobierno que pese a cualquier beneficio carcelario aplicado ven el cielo a través de unos barrotes que no los lima ningún sueño.
Cargas policiales que a algunos sensibles pacifistas que tiran piedras les resultan nada democráticas, porque alterar el orden público del resto de la población que no participa o está en contra de su ideología es algo, para ellos, que va implícita en su idea de democracia según para quién y sus deseos. Lo de siempre, vaya.