La mañana, clara. El mar se metía por los ojos y la nariz como si fuera verano. Levantarse en el silencio de la playa desierta asomando la mirada sin ser devuelta por nadie ¡carajo!, a veces es como una limpieza de cutis para la cara granulada, o de dientes contra el sarro del tiempo acumulado entre las piezas dentarias. Comenzaba un día de cine: un desayuno en el Café, donde además de ingerir alimento se comen los periódicos que repasan desde los distintos ángulos de su ideología las últimas noticias de papel, que verdaderamente ya nos las últimas noticias al alcance. Estos periódicos dominicales con suficiente tiempo para leerlos son el futuro de la prensa de papel pues además de la noticia, o lo más importantes es el comentario, la columna, el reportaje o entrevista, en fin, esos géneros periodísticos que antes se posponían a la noticia y ahora donde no hay nuevas informativas del papel pasan a otro estrato menos decisivo e importante. Después del tiempo leyendo, un paseo a pie por la acera paralela al arenal le viene pistonudamente al cuerpo y a la sesera. Muchos peregrinos que andan el camino portugués estimulan a un pequeño esfuerzo a añadir al previsto. Todo preparado para volver a Ourense aún queda un gramo de disfrute de vuelta al café para esperar a mi compañera, ahora con un libro tostando al sol tenue sus cubiertas. Nos vamos. Pizza en casa de una amiga y a seguir el día. Llega la hora vespertina de las cinco y el día de cine cobra su significado literal porque allá me voy, a ver la película de cine. No, no voy a ver ninguna del Festival de cine, la verdad es que me aburren estos acontecimientos impostados hasta el punto que se me insinúa como paleto, de tanto y tanto que se vuelca la gente con los famosos y demás caras que organizan el tinglado. Me voy a la de Amenábar. Me apetece juzgar lo qué me parece, acostumbrados a tanto prejuicio suelto a babor o estribor según el ojo tuerto, así que digo que me gustó; desde el tratamiento y equidistancia de la mirada ideológica respecto a las dos miradas de siempre hasta la interpretación de los distintos personajes principales, y UNAMUNO. Que la única lección que cabe hacer es que las personas individuales son las que se están enfrentando cada día como los energúmenos que hoy no nos respetaron a Paloma y a mí al pasar como peatones con semáforo en verde y que ante nuestra protesta pararon el coche para increparnos por habernos quejado; tres chulitos de poca monta que por insulto último me llamaron viejo cual si fuera la edad algo vejatorio por sí mismo. A tomar por … educación un poco, pero ahí está la dificultad de comprendernos para no ser violentos, sobre todo tras la pelea si eres victorioso. La tarde del domingo cae y el cine baja el telón que mañana es lunes y hay que combatir nuevamente para buscarnos la vida.