Los rincones más bellos los hacen las personas, que no los propios lugares, y este de hoy es magnífico. Dos mujeres como Cachito y Paloma son las responsables de ello. En el jardín de elcercano conversan, demostrando que los placeres epicúreos no son los que la gente en general cree sino los que se derivan de cosas tan naturales como ésta que vemos, amistad y conversa.
De amistad y conversa tuvieron algo que ver los dos que salen en la librería de Tanco presentando el libro último de Jabois. Por esa amistad tal vez no pudimos tener a ese escritor en elcercano, pero ya se pasó ese arroz y no tomaremos más.
De lo que tomaremos será de lo que nos sirvan en próximas ocasiones donde comimos hoy. Chantada y volviendo a Epicuro no hay mejor comida que una buena compañía, como es el caso.
La comida, claro está, después de haber hecho los deberes para contar un tramo nuevo de O NOSO CAMIÑO que aconsejaremos más para ciclistas que andarines por razones varias. Trayecto donde se cruzan mil caminos, uno de ellos el camino del Norte que trae a peregrinos desde más allá del Atlántico, como las dos chicas porteñas que manejan la sonrisa igual que la palabra. Muy simpáticas.
Y para cerrar la jornada rural, allí que nos fuimos, a una casa rural desde donde admirar el paisaje que al fondo habla de Belesar. Belleza total a la beira del Miño.