Releyendo “Jugarse la piel” (insisto en la recomendación de su lectura) leía hoy lo siguiente: “La burocracia es una estructura mediante la cual una persona es convenientemente separada de la consecuencia de sus actos”. No se puede analizar mejor en tan pocas palabras la realidad burocrática que administraciones como la del Concello de Ourense ha creado a lo largo de su historia. Es momento de que la locomotora para cambiar la ciudad funcione a toda máquina y para ello los trabajadores que la tienen que tener bien dispuesta deben involucrarse y ser consecuentes con los actos que realizan al respecto. De ello habló el alcalde Jácome ayer y dijo cosas interesantes, por ejemplo “hacer caso sólo a las personas claves en el Ayuntamiento” a la hora de tomar decisiones. Es decir, “al interventor, oficial mayor, secretario y asesor jurídico principal” que servirán “de brújula en las tinieblas”. También se ha mostrado decidido a la hora de implantar “un plan de choque radical” cuyo primer paso es acomenter ya “el primer organigrama del personal municipal de los últimos diez años”. “En el Concello trabajan alrededor de 605 personas y en las concesionarias otros tantos, sin embargo no existe un organigrama acorde a la realidad”, amén de “conocer en qué departamentos sobra personal y en cuáles falta e implementar las bolsas de contratación”. Ourense no se puede permitir no cambiar una tendencia agónica de despoblamiento y envejecimiento que solo pueden abocarnos a una depresión reactiva que será difícil de solventar posteriormente.
Foto de Faro de Vigo