Curiosas las dos fotografías que he sacado hoy mismo. El mismo día, 01 de julio, y a escasos metros de la misma calle de Curros Enriquez en Ourense. Trata de colas en establecimientos pero no de ningún comercio local, que a pesar de plenas rebajas no tienen gente, fenómeno que nos llama la atención porque parece que la clientela dejó de serla. Pero en los establecimientos que salen en la fotografía todo es distinto. En ellos, cada día hay más gente, y llegará el día donde habrá que sacar número previo un par de días antes. Un nexo común entre ellas, es el carácter multinacional o de tamaño de banco. La operadora y el banco, dos ejemplos del grupo de los más grandes y con colas gigantes, por eso son grandes, porque hacen de sus clientes casi sus servidores fieles. El mundo va por ahí, contradictorio y paradójico.
Adelina
Hoy cumplió 88 años Adelina, esta mujer valiente y sufrida como pocas. Vive sola, asistida por el servicio de ayuda en domicilio del Ayuntamiento de Ourense que le envía una persona, generalmente la misma, para ayudarla a levantarse de la cama, asearse y vestirse para el día (la lástima es que en fines de semana y otras fiestas de guardar el servicio ya no alcanza); para acostarse precisa de otra ayuda, ahora la persona es otra a la que contrata con el importe de la media pensión que cobra porque además le va los fines de semana y demás días que que no va la ayuda oficial en domicilio. Está en silla de ruedas con una movilidad reducida y últimamente ha ingresado varias veces en el Hospital por distintas dolencias. Pero no importa, Adelina siempre está positiva, siempre agradecida a la visita, agotando siempre sus recursos antes de llamar para que se la atienda. Adelina es la segunda madre que he tenido, esa mujer que nos cuidó de pequeños, tanto a mi como a mis hermanos, sobre todo cuando nuestra madre no podía estar en casa al salir de viaje con nuestro padre. Como nos cuidó con todo su amor ahora la cuidamos nosotros a ella, y por mi parte no dejo pasar el día sin hacerle visita, aunque a veces no sea más que la clásica visita de médico, que tiene mucha importancia para hacer sentir a la persona a la que se visita que no está sola, que alguien siempre esta pendiente porque la quiere. Ade tiene ya 88 años y es una pena, porque la vida se va apagando y ya no hay niñera que me proteja.