La gente le tiene ganas, muchas ganas, a Baltar pequeño, y en cuanto lo vemos debilitarse, a por él, toca la corneta. Esto pasa siempre, por otro lado. Y perder la mayoría absoluta debilita en gran manera. Me han pasado un cartel que ahora sacamos en portada porque quieren convocar una manifestación frente a la Diputación para que se baje el 2023. Podía ser el número de preso pero ¡quiá!, nada más lejos de esa realidad para quien decide los destinos de mucha gente desde que es un niño. El problema de Baltar es que está demasiado acostumbrado al ordeno y mando en l provincia y ahora le ha llegado la hora de que no ordene tanto ni tampoco mande como antaño. Están abiertas mil posibilidades para gobernar las instituciones ourensanas tal como estará conformadas según los electos de las últimas elecciones, y el espectáculo de los movimientos, globos sonda, juegos de ajedrez, etc., en cosa tan seria como supone relanzar la provincia de Ourense para salvar esos datos patéticos de orden económico y previsible futuro más dudoso todavía. Ahora quizás todos nos pondríamos de acuerdo, siempre y cuando no estemos en el lugar de los que van a chupar buen trabajo institucional durante cuatro años, de acuerdo en listas abiertas y por distritos que apuesten más por las personas que por las siglas de unos partidos que fagocitan cualquier intención noble al respecto.
Soy de la opinión de que debía dimitir Baltar por vergüenza torera, no lo quiere nadie que no esté sujeto por su cuerda, y eso va a impedir que sumen los demás, incluso algún miembro del mismo PP. Pero dicho esto, tampoco quiero lo que hoy me pasaron por mensaje, esa concentración que no convoca ningún nombre propio sino el anonimato. Desde ese anonimato, que pueden esconder incluso las voluntades que no pudieron seducir a más de un puñado de votos que los dejaron fuera de juego y que ven en esta manera la posibilidad de cobrar alguna pieza. No me extrañaría que se pusiera al frente gente como Jimena la del bombo, que porrea junto a otras mujeres de la LGTB, asociación contra la posesión de las armas en casa aunque esté alejada de policía o guardia civil y les llenen de hostias a sus moradores ancianos que no tienen fuerza ni para escapar por piernas. Cualquiera puede estar detrás de la convocatoria y alguien cogerá el micrófono al final para cantar su aleluya y que le cuelguen una medalla.
La democracia debe soportar a los representantes votados a pesar de que no nos gusten ni un huevo. Pero esto funciona así, y el otro funcionamiento da lugar a escraches, que hoy es a ti y mañana a mí, y no son justos muchas veces. Tengo unas ganas bárbaras de que Baltar de vaya, porque vive en un mundo paralelo y virtual donde lo que cuenta es él, y él, y él, y él, y él, y él… mil veces más él, y después lo que redunde en fama y reconocimiento social. Baltar tiene que irse, o lo tienen que echar, pero los representantes del resto de partidos que saben bien a quien tienen, para hacer otras políticas que se dejen de humo, fasto y artificio, y apaguen fuegos, ayuden a cultivar productos ecológicos y sepan explotar el agro entre otras cosas. Vamos a seguir esperando a ver qué pasa, pues hay demasiadas posibilidades de gobernar en estos momentos.