Y nos vinimos a Vigo, mejor dicho a Alcabre donde no pisas Vigo viniendo por la autopista cuya salida de Ourense toma las del Cunqueiro siguiendo hacia Bouzas. El día soleado invitaba a pasar por la playa un rato, volver a tocar la arena más relajante que yo conozco (cuando voy a playas del sur, es curioso, suelo tomar el sol sobre una hamaca, como si no quisiera faltarle a mi mujer acostándome sobre otra, no lo sé) y escuchar esa canción que parece sonar siempre igual pero siempre distinta, esos golpes del mar batiendo sobre la arena. ¡La leche! Es como si solo echara de menos el mar cuando estoy cerca, como si se me fuera a escapar y quisiera retenerlo para siempre. Llegamos al Museo del Mar con tiempo suficiente antes del acto de presentación del libro de Alfonso Armada para disfrutar de este espacio donde resulta tan fácil pintar sin pinceles: te pones frente a cualquier ventana sin vidrio del muro que lo circunda y según te muevas logras una nueva composición del paisaje marina, con o sin faro, a la izquierda o derecha, igual con las rocas, con las Cíes, con la costa del Morrazo, una pasada de realización arquitectónica que ha hecho César Portela. Gracias a ser tan impuntuales pero por debajo de la hora allí pudimos disfrutar de la compañía de Portela que nos abrió aún más los ojos al concepto que quiso lograr en esta obra; por cierto, comienza pronto una casa en Ourense y lo veremos por nuestra ciudad más veces en esta época de poner en marcha tal realización.
Portela estaba con Xosé Fortes, el famoso Fortes cofundador de la UMD, que recordaba perfectamente a Willy, simpatizante de esta Unión Militar Democrática que a Fortes le valió la prisión durante un año. Fortes también es de Pontevedra como Cesar y es padre de la escritora Susana, amén del periodista Xabier que conduce actualmente el programa de las mañanas en TVE.
Posamos fuera los cuatro intervinientes de la presentación que iba a tener lugar dentro del segundo edificio del Museo, alrededor de la sirena que el escultor Portela hijo ha cincelado en piedra para aguantar las inclemencias de la climatología. Alfonso de rodillas, Xosé Fortes,Din Matamoro y el que les cuenta este día.
De Din Matamoro solo puedo decir que es un artista, pero ¡qué artista!, y no por ser reconocido como lo es sino porque en cualquier creación que acomete se ve el alma sensible que capta lo que otros no vemos sino solo a través de él. También escribe una suerte de novelas y cuentos un tanto surrealistas que habrá que leer para saber más de este hombre aparentemente tímido pero que, ante una mesa de amigo tomando una cerveza y unos calamares o tortilla, también pinchamos una croquetas exquisitas tras la presentación del libro en un bar de al lado, se suelta y se deja conocer bien. Defensor de causas perdidas, últimamente estuvo en la lucha por la defensa del museo de arte contemporáneo de Vigo que pasó a pero suerte, y ahora anda en la lucha por salvar los árboles de Gran Vía que se va a cepillar pronto Caballero para hacer la subida más cómoda que andar por llano. Pero para muestra este botón sobre una agenda de este dibujo tan simple, tan sencillo, pero tan lleno de colorido y fuerza.
De Alfonso ya prefiero no hablar hoy porque me repetiría, solo una palabra pero con mayúscula: PERIODISTA.
Después pasamos dentro. Contamos cada uno nuestras cosas al respecto a un auditorio que flotaba en el gran espacio que supone el Museo. Eso sí, prácticamente las sillas que estaban puestas no quedaron vacías porque los que vinieron fueron suficientes para ocuparlas. Cerca de 40 personas que aliviaron el peso de la mochila que había llevado cargada de libros para su venta. Subiré la intervención de Alfonso a esta misma página hoy mismo cuando vuelva a Ourense, pues ahora ha amanecido y el sol me está llamando entre las rendijas que veo desde la cama. Me levanto a vivir y ya seguiremos con la crónica, donde hay un gato encerrado que me ha acariciado y es que siempre hacer cosas trae el trato con personas de interés.