El tren sale a las 10:30. Destino, Madrid. Me asiento bien, coloco mi maleta y abro el libro de Percibal a cuya presentación en el taller de Leiro iré hoy. Después de tres horas disfrutando de la novela hago un alto para zamparme dos sanwichs de ensaladilla rusa que me preparó Paloma que estaban exquisitos; con coca cola, plátano y mandarina, el almuerzo me aguantó hasta hoy porque la verdad es que el resto del día me olvidé de comer más. Llegada a las 15:00H. Empalmo el Cercanías y el autobús de Leganés me lleva hasta casa de mi hija Elisa. Pero antes de ir a casa a dejar la maleta paso por el colegio de mi nieto donde están de fiesta. Aquí está una de las razones de la alegría de vivir a estas alturas de la vida, que se llama Julio y lo abrazo y lo miro y disfruto viéndolo jugar con sus amigos. Allí los dejo y me voy para Madrid. En metro hasta Tribunal. En la calle de la Palma está Arrebato, donde tenemos los libros de poesía de elcercano. Muy cerca de la casa de Manolo Calderón, mi amigo de carrera y que anda cojo por culpa de la artrosis. Subo a casa de Manolo y nos vemos con cuarenta años más cuando no había enfermedad que nos metiera en casa. Madrid era nuestro, como de todos los jóvenes que pululábamos por allí en los años 70/80. Manolo sigue como redactor de radio Madrid y musicólogo con su espacio El Paso donde además de música ahora lee poesía de sus oyentes. Que si llamar a Antonio Caño, que si a Quique el director del Conservatorio de León, que si un grupo musical de primera que son amigos, que si… empezamos a repasar los ex compañeros de promoción conocidos, los músicos que puedo llevar a elcercano porque son amigos de Manolo, y las tías: bueno, de eso mejor no hablar porque Manolo está soltero y nada, no está por el riesgo. Me voy cagando leches de la casa de mi amigo porque a las 20:00H me están esperando. De Tribunal a la plaza de Santa Ana son veinte minutos andando, que siempre parecen menos porque este centro está tan animado que resulta ameno paseo. Nos sentamos en una terraza de la plaza, enfrente de donde tenía mi tío la cervecería Naturbier, donde fabricaban la cerveza y que fue un negocio extraordinario. Allí normalmente quedaba cuando él vivía porque nos veíamos y comíamos o cenábamos juntos. Un vino rioja y una cerveza, siete euros diez céntimos de receta, es lo único malo de Madrid centro, que está pensado para el turismo y te clavan sin respeto a tus medios. No importa, no gasté nada en cenar y lo compensa. A las nueve me despido de mi compañía porque comienza al lado, Plaza de Santo Ángel, en el mítico y siempre agradable CENTRAL, el espectáculo musical que es Adrián Costa con Victor Puertas y contrabajo y batería. Blues a toda máquina. Al vernos, un abrazo cálido porque Adrián es un tipo entrañable, y hablamos de … Llega Cleto y su hijo, único, Cleto, se enteró por mí en Ourense de este concierto y lo hizo coincidir con un viaje a Madrid para estar en él. ¡Qué bien lo pasamos! Dos horas de ritmo con esa voz prodigiosa que solo le faltaba quizás ser negra. Me recoge en coche Julio, el padre de mi nieto, que es socio del Real Madrid y viene del partido en el Bernabéu. Yo, que siempre fui culé, ahora, desde el desprecio al resto de españoles que nos muestran de continuo me importan un carajo y que les den, también iba por el Madrid, porque voy por los míos y padre e hijo lo son. El nieto duerme, a la piltra pues. Hoy ya es otro día, que se presenta magníficamente bien. Ya quedé con Alfonso Armada y Corina, además de con Ángel Lozano, para vernos con otra gente por la tarde en el taller de Leiro, donde presentan Silvia y Begoña a Percibal y su libro editado en DE CONATUS. Madrid, te quiero, me das aire para resistir. Qué pena no tener diez años menos para montar elcercano aquí también. Mañana les cuento como resultó hoy.
Crónica de un día en Madrid
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