Los Estados Unidos están sufriendo unas temperaturas que te congelan; 14 Estados a menos de 0 grados centígrados, o sea el 25% de los estadounidenses. Un aire ártico, capaz de congelar a alguien en unos minutos, ya ha causado cinco muertes. La cosa, o sea la climatología no es ninguna coña, aunque por aquí andamos más templado. Hablamos del tiempo que es tema recurrente para hablar cuando no se tiene nada que contar y ganar tiempo, pero mira tu por qué ya he encontrado algo nuevo que traer a este rincón cercano. Véase foto.
La foto es de hoy mismo. Fui a Vigo a acompañar a la familia de una buena amiga en el velatorio de su madre. Estábamos charlando un poco cuando nos mandó callar la mujer del Memorial de Vigo, o nombre con ínfulas de tanatorio a las afueras de Vigo, que ejerce de maestra de ceremonias. Hay que ver como este negocio de la muerte se sofistica cada día más, seguramente por la pasta que mueve, único negocio que no deja de tener clientes cada día, negocio redondo. Estaba ya el sacerdote oficiando su oración en la sala correspondiente. Oí la voz del consolador que no reconocí. Solo al acabar y cuando se retiraba el sacerdote de la sala para pasar a la capilla donde se oficiaría misa, nos vimos y nos abrazamos por la sorpresa de encontrarnos. El era aquel que fue mi vecino del primero de mi casa durante varios años, el arquitecto Lamas, que también fue presidente del extinto Club Deportivo Ourense. Una vocación tardía, desde luego. Después lo escuché con atención cantar en la comunión y bien, con entonación y seguido por voces únicamente femeninas, y no me pregunten porqué no cantan también los hombre que acuden al rito. Pues lo encontré bien y me gustó abrazarlo, porque es un personaje diferente y lo diferente lo valoro como se merece, estoy harto de las calcomanías en gustos y opiniones, en formas de conducirse, inquietudes y ambiciones, me gusta lo distinto y más el distinto, como Ramiro Lamas, al que tampoco me tiraré a la piscina por no decir que sé poco más de él que estos encuentros esporádicos, donde siempre me manifiesta que le gustaba leer mis artículos de prensa, “aunque hace algún tiempo que no te leo, Moncho” , como que han pasado ya años desde entonces. Pues allí está Ramiro cubriendo oficios también en el tanatorio a mayores de su labor parroquial, y es que hay muy pocos curas para atender la demanda. Un abrazo desde aquí, Ramiro.