si yo fuera …
Hoy nos sorprendió nuevamente Mon, Mon Devane, y no deja de sorprendernos continuamente con sus creaciones. Lo primero, porque son únicas, espectaculares y perfectamente ejecutadas con su técnica depurada, pero, lo segundo, porque es ver una nueva creación e identificarla automáticamente sin necesidad de leer su firma. Me encantaría, por simple razón de amistad con el actor representado, que pudiera verla mi cuñado Mingo y también el amigo Xosé Lois, dos personas bien queridas por Morris y que estarían orgullosos de ver a su amigo retratado por Mon. Los dos nos dejaron en un año, y a los dos los extrañamos en elcercano como grandes amigos que nos apoyaron siempre e incondicionalmente; lógicamente, en el caso de Mingo la familiaridad de casi toda una vida amplia el afecto al amor que le tenía y se multiplica hoy esa nostalgia por el placer que él sentiría particularmente por ser tío del graffitero y buen amigo del artista.
Pero yo no titulé con Mon este comentario sino “si yo fuera alcalde de Ourense”, y es que sí, si yo fuera alcalde de mi ciudad ya tendría recuperados varios muros y paredes abandonadas, feas, deterioradas, que dan asco al pasar, por el arte singular del vecino ourensano, que da placer a la vista y al sentido del alma. Sé que, además, se podría llegar a un acuerdo económico más favorable con él precisamente por ser del lugar que en otro sitio, pero, claro, yo no soy alcalde de Ourense y, entonces, me conformo y complace ver su arte en la cercana Vigo del polémico Caballero. Paradójicamente, cuánto más cerca en la distancia está la posible ejecución de una idea más lejos parece estar la solución en la cabeza de sus habitantes; y es una pena, auténtica pena.
Ruti e Isabel
Este es un primo de cuidado. Un primo mayor con quien da gusto compartir la vida, pues cachondo como el que más, ingenioso también de primera división, y discutidor nato, lo que nos hace sacar más de dentro para debatir sus ideas. Pues bien, Ruti anda desde hace bastantes días por el Algarve disfrutando de aquellas aguas y playas con un tiempo inmejorable, pero demasiados días sin que hubiera una explicación del porqué de tanto tiempo ausente de su mansión de Seixalvo, de sus manualidades y trabajos en la finca y en el padel. ¡Tate!, es que ayer cumplió 43 años de aniversario y 50 desde que la conoció, a ella, a Isabel. Y ahí están los dos, sonrientes, al menos de dientes para afuera porque los ojos ni se ven (manía de salir con gafas; yo quiero ver como ven). En cualquier caso, decir que a Ruti se le extraña, y estamos deseando que vuelva para seguir discutiendo, pero bien y en persona. Abrazos a ambos. Se os quiere.
El de la red de hoy