Como se dice el pecado pero no el pecador acompaña a esta reflexión un fotograma de esa película cojonuda titulada “Amigos Intocables” y que trata de la amistad que nace entre un hombre francés de muy buena posición económica que se queda tetrapléjico y otro hombre al que contrata para que lo cuide y que vive en un barrio marginal además de ser ex convicto.
Pues, como se trata de no descubrir al machómetrogolwynmayer que me envía la nota siguiente, oculto su identidad porque lo importante es lo que nos dice el amigo, aunque sea desagradable, pues ya decía el poeta Musset que el que nos dice las cosas desagradables a la cara es nuestro amigo porque los enemigos las dicen a nuestras espaldas y como no nos enteramos, nada ocurre (también a veces falla este pensamiento, sobre todo en lo último, en que no nos enteremos pues la gente larga y larga…). En fin, vayamos al grano, o sea a la respuesta que me da un amigo por enviarle Abrazos y Besos en correo electrónico colectivo:
Le ruego, estimado amigo y gerente de elcercano.com, que en el futuro se abstenga usted de mandarme besos en sus escritos. Entiendo que suscito pasiones en el personal masculino y femenino e incluso ciertos perros me miran con unos ojos que apuntan claramente hacia la lascivia, pero conviene marcar el territorio. Ahora bien, si es un beso de hermano, puedo transigir; pero un beso de amor, amigo, no se lo doy a cualquiera. Porque un escritor cuando besa, es que besa de verdad; y a ninguno nos interesa besar por frivolidad. Mariconadas, las mínimas. Un cordial saludo.
Esto del amor va de mal en peor. Ahora que el filtreo se está constituyendo en un arma de destrucción masiva para algunos que lo sienten como acoso sexual, va este amigo mío y se revuelve de esta manera por lanzarle unos simples besos, todo por ser ambos masculinos. Tolerancia, querido