Mientras se sucedía la manifestación de Barcelona en contra de la independencia de Cataluña muchos españoles disfrutaban del sol que nos calienta este otoño como hace tiempo no se sentía. En la playa se estaba como en los mejores días de agosto, con la ventaja de no sufrir esas aglomeraciones que a veces nos hacen oler los pies del prójimo y en todo caso no nos permite admirar el mar como quisiéramos, sobre todo ahora que se hizo moda egoísta el uso de paravientos como muros que acotan un solar arenoso para unos y a otros nos limitan la mirada al horizonte cuando están pegados a nuestra toalla. Pues bien, si por un lado la gozamos con este clima cálido y soleado por el otro sufrimos pensando en la sequía que nos destroza. Veamos la Cuenca del Miño-Sil a la orilla del Río Miño en el embalse de Belesar a su paso por Portomarin (Lugo) sin agua alguna que nos alerta de un cambio climático que ya está aquí.
La sequía que nos afecta a todos
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