Moisés Cruz en Mundiario.
Si consumir cultura ya era beneficioso por el disfrute que produce, ahora lo es además para la salud mental y emocional. Una investigación llevada a cabo en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología ha demostrado que aquellos adultos que regularmente leen, visitan museos, van al teatro y que, en general, dedican parte de su tiempo al consumo de cultura, son más felices, gozan de mejor salud mental y tienen menor riesgo de sufrir depresión que aquellos que no lo hacen.
Los resultados, publicados en Journal of Epidemiology and Community Health, demostraron la existencia de una relación positiva entre la cantidad de cultura que se consume y los estados de salud mental y emocional de los consumidores. Lo que se traduce en mayores beneficios para la salud mental y emocional y mayores índices de bienestar a mayor consumo de cultura, entendiéndose como consumo la participación regular en actividades culturales.
“La frecuencia de la participación cultural y el número de diversas actividades están positivamente asociadas a una buena salud, una buena satisfacción con la vida, un menor nivel de ansiedad y un menor nivel de depresión” afirma el doctor Cuypers, responsable de esta investigación, por lo que la salud mental y emocional se verá beneficiada a mayor número de participación en actividades culturales distintas, siendo tan importante el tiempo dedicado a la cultura como la variedad de actividades en las que se participa.
Cierto es que es inmensamente agradable sumergirse en los trazos de una pintura, en los rasgos de un rostro pintado sobre un lienzo, o perderse en las intenciones de la mirada de un retrato que, en muchas ocasiones, solo el pintor conoce. También lo es sumergirse en la lectura, perder la noción del tiempo escuchando a los personaje a través de la voz que le da el escritor con cada palabra, o viajar a los escenarios que describe una novela y moldearlos con la imaginación que permite poner elementos en los rincones que el autor no describió. También lo es visitar museos y dejarse sorprender con todo lo que ellos encierran, que nunca es poco ni menor que la sorpresa que generan. Escuchar música, ver películas, vibrar en el teatro, emocionarse en los musicales, o visitar, conocer y comprender otras culturas y sus expresiones, también lo es.
Si además, disfrutar de todo ello es bueno para nuestra salud mental, es doblemente beneficioso. Así que téngalo en cuenta y regálese cultura.