Ciertamente, el viernes fue un día donde una charla presentación de libros como los que nos presentó Pilar Carrera cundió sobremanera a todo aquél que está interesado en el hecho comunicador y por consiguiente en su cultura. No siempre se tiene delante, y en plan cercano y coloquial para preguntarle lo que se desee, a una persona tan profesional y preparada en este mundo periodístico como la profesora en Comunicación de la Universidad Carlos III, estudiosa del fenómeno comunicador un rato largo. Una pena los escasos asistentes, porque además estaba anunciado en el acto un hombre todo letras de la literatura española, Jenaro Talens, que nos esbozó la biografía profesional de Pilar con una admiración intelectual tal que cualquiera lo diría de un hombre con su currículo.
Esta escena de la cultura ourensana (aunque fuésemos tan pocos había cultura a espuertas por parte de los que allí estaban) contrasta con el reportaje gráfico de La Región sobre el roteiro que el sábado se organizó sobre Carlos Casares, porque allí estaba todo el Orden establecido. El mismo Alfonso Monxardín lo enumera en su facebook: Fundación Carlos Casares, Xunta, Concello, La Región, La Voz de Galicia, El Correo Gallego, Bibliotecas Deputación, Museo Arqueolóxico, Fundacións Vicente Risco, Fundación Curros Enriquez, Fundación Otero Pedrayo, Liceo, CAFI -Centro Autonómico de Formación e Investigación, … Además de los particulares que asisten a todo acto cultural que puede ser fotografiado por los medios, los Xabier, José Ramón, María…. Y a mi esto me da algo que pensar, porque comienza a pasar con Carlos Casares lo que con otros ilustres gallegos ya fallecidos, que todo el mundo los ha leído, todo el mundo los alaba, todo el mundo los admira pero más porque se pone de moda que por autenticidad. A veces suele pasar, incluso, que muchos quieren sacar algún partido espúrio de la circunstancia que, por supuesto, no es el caso de Alfonso, faltaría más.
Al ver las dos escenas al mismo, no sé si pensar que aquí pasa un poco lo que en aquel mundo intelectual y literario de París que era capaz de aislar al apestado Milosz (que solo encontró una mano para sobrevivir en el amigo Camus) por disidente del orden Sartre-Beavoir, y que inspiró el decir de Leys: “El hombre es una criatura tan elástica que cabe perfectamente pensar que un día todo ciudadano respetable encontrará normal pasearse a cuatro patas enarbolando una cola de plumas multicolores para expresar su juramento de fidelidad al orden establecido”. ¡Ay este orden de Xunta y mando!