Ayer caía en mis brazos una hoja del periódico local La Región de Ourense del año 2009, donde en el titular se significaba el nombramiento del pintor Xaime Quessada Porto como hijo predilecto de la provincia por parte de la diputación. Se barajaba una sede para la Fundación, incluso se habló del actual Banco de España pero acabó la iniciativa de momento en albergar en el Pazo de Villamarín una importante muestra pictórica del artista. Pero hete ahí, que la presidencia de la Diputación pasó de Baltar padre a Baltar hijo, y entonces esto de ‘hijo’ pasó a ser patrimonio del nuevo jefe provincial de un movimiento particular como es el poder político ourensano; lo de ‘hijo predilecto’ se cayó por la ventana del despacho y en consecuencia la obra alojada en el mencionado Pazo debe dejar su sitio al Museo de la Emigración, la nueva idea peregrina no emigrante del líder político. Un Museo gallego de la Emigración como muestra del «compromiso constante y reiterado de la Diputación de Ourense con nuestra emigración, con los residentes en el exterior de ahora y siempre. La verdad es que la cosa tiene miga, no solo por la idea de festejar una emigración que cada día es más creciente por culpa de la falta de ideas buenas de nuestros dirigentes, sino porque para darle espacio a la maleta expuesta o la fotografía determinada desalojan la obra artística de uno de los hombres más interesantes que dió a nacer Ourense y que ellos mismos, los desalojadores, nombraron ‘Hijo predilecto de Ourense?.
Si no fuera porque los caminos de Dios son inexcrutables y Baltar es casi dios, por lo menos hijo de dios para los fieles creyentes, diríamos que no entendemos nada o estamos locos. Rezaremos una oración a ver si nos ilumina el camino de la comprensión.
Maldita hemeroteca que nos hace pensar más de la cuenta. Por favor, no hay hoy ninguna fiesta del concello o lo que se. ¡Ah, sí!, esta Xantar…