Es , es, es nuestra provincia de Ourense en inversión pública. Los datos no mienten, no venden humo ni tiran fuegos de artificio, son lo que son, puro dato y suma. Así tenemos que A Coruña con 503,3 millones de euros, Pontevedra con 138,4 millones, Lugo con 169,5 millones de euros, dejan a Ourense con 54,5 millones de euros al final de la cola, cada día más final en el cumplimiento severo del principio de San Mateo.
Pero si en Galicia somos los últimos, en España casi, pues solo Jaén (50,8 millones), Ávila (48,1), Palencia (51,1), Segovia (33,2), Soria (29,5), Albacete (31,8), Cuenca (14,7) Guadalajara (45,1), Toledo (22) y Lleida (53,2) están por detrás de nosotros. Y eso en virtud solo de dato provincial porque si nos remitimos a la inversión por habitante volvemos a ocupar casi la terna final. Como debe ser.
Si al menos la contundencia de estos números cambiaran los humos de los propios gobernantes ourensanos los daríamos por buenos pero como es fenómeno tan repetido seguiremos soportando que nos cuenten todos los días el país de las maravillas. Y que nos iluminen de rojo el Puente Romano sacándole colores a lo que no deben (las piedras del puente son su riqueza no el color que este travestismo de color) en vez de ponerse colorados los responsables mayores, es como para salir corriendo. En fin, que ejercer de ourensano anónimo y medio que no saca tajada del negocio político empresarial montado tiene mérito de carallo. ¿O no?