La luz está por los aires, como la propia línea tendida por las alturas. Para mañana se prevé que rozará los 102 euros por megavatio/hora, en lo que supone la más alta carestía en lo que va de año. Curiosamente se produce con el frío más extremo que hemos vivido desde que entró el otoño y el invierno, siendo las 05:00h de la madrugada el valle mayor (ahí no la necesitamos la mayoría pues dormimos protegidos con nuestras mantas de abrigo) siendo las 21:00 horas donde se produce el pico más alto (ahí sí que estamos todos necesitados de calor y luz).
Como siempre, y en todo problema que afecta al conjunto de la población surge el político de turno o empresario del sector, o sea, los beneficiarios de la situación, cualquiera que sea cual es hoy el presidente de la patronal eléctrica señalando impertinencias como que los precios en la mayoría de países europeos son más altos que en España. Claro, señor imbécil, como que los salarios y pensiones casi nos doblan en el conjunto de los países a los que nos compara.
Sería más fácil que nos argumentara que sobre el precio final de la luz inciden otros aspectos como el bajo nivel de agua en los pantanos y el elevado precio del carbón y del gas, así como la mayor exportación a Francia por la indisponibilidad de algunas de sus centrales nucleares. En concreto, el país vecino tiene en revisión una veintena de instalaciones, lo que le han llevado a tirar de energía española.
Esperaremos a ver la factura de la luz para saber como progresa adecuadamente la economía del país que se endeuda más cada día y no corrige fallos estructurales.