Cuando alguien me argumenta que la subvención, con dinero público, es necesaria para hacer cultura, yo le muestro este cartel y le digo que también hacemos cultura los que nos ganamos la vida en otro curro, pongamos, por ejemplo, desde detrás de una barra de café, aunque haya que echar horas por un tubo (por cierto, ¡apoya esta filosofía y ven a comer algun día!).
Si quieren apoyar la cultura de verdad, no falazmente, y no secuestrarla, que reduzcan el IVA y creen la Ley de Mecenazgo. NO hay otra medida igual, donde la igualdad de oportunidades será la vara de medir del talento a emerger, y no la componenda con el poder donde utiliza la medalla y el oropel, la publicación de un libro o cualquier otro instrumento similar de reconocimiento social inducido, para que el síndrome de Estocolmo cale dentro de muchos.