Acabo de borrar 69, nada menos que 69 correos que venían con distintos nombres de mujer y que el antivirus me los desplazó a no deseados. Yo no sé si el antivirus no entiende de mujeres o si estas mujeres son falsas y son virus. El caso es que como ando escamado con la informática después de varias experiencia negativas, entre ellas la irrupción en mi sistema de datos de un puto hacker que no tendrá a poderoso a quien fastidiar sino que vino a jorobar a un pobre gilipollas como yo que dirijo una modesta empresita, el caso es que no me arriesgo y las anulo a todas de un plumazo. Pero a veces pienso si hago bien, porque imaginémonos que sea una de ellas una interesante mujer de empresa que propone un negocio extraordinario al menda; pues vaya lío más malo rechazarlo porque somos desconfiados. Lo hago también en el Facebook donde de vez en cuando me pide amistad alguna mujer que en sus fotos de álbum solo sale ella en poses seductoras. Al principio decía yo, ¡qué bien!. como le intereso a esta bella mujer y dudaba, pero después el instinto de supervivencia me advertía de que podría ser un gancho para darme la vara con la debilidad que todos llevamos dentro, y las tacho sin compasión. Pero me pregunto yo, ¿porqué no hay tíos ofreciendo su amistad igual a otras mujeres, o tíos? Son misterios que las nuevas herramientas de comunicación de este siglo me levantan en la cabeza.
69
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