¡Qué buen día! para ir de visita a otra ciudad, cualquiera donde el ritmo laborable nos permite disfrutar de la vertiente turística menos habitual. Por supuesto que yo me fui, en este caso a Portugal, porque además no soporto este afán festeiro continuo que cuando es tan exagerado, y en Ourense lo es, provoca hartazgo. Ayer tocó San Martiño, y además de castañas para todo el mundo, siempre y cuando se vaya al recinto cercado, tocó el premio ourensanía inventado por el rey del mambo y su áulico coro. Tocó el premio y tocó la gaita la banda para que se paseen por las calles del pueblo como lo hacían antaño con Franco. Les encanta ser mirados entre sones musicales. Qué bien no estar, por si acaso paseando se encuentra uno con esta escena. Precisamente hoy, que además vemos como sigue investigando la jueza el caso Baltar de posible cohecho y tráfico de influencias citando como testigo a un ex concejal y dos empleados del partido popular de Ourense. Pero, de momento, la peña a sumarse a la fiesta, porque todo el mundo es bueno hasta que la jueza demuestre lo contrario, si es que lo demuestra, pero si lo demuestra ya verán ustedes a todos los que aplauden ahora al jefe como se alejan rápidamente si hay fallo en contra. Sin duda, da pena ver a alguno abducido por el acto oficial de esta fiesta como es el caso de Yosi, que pasó de Los Suaves a un suave flan del partido popular en Ourense por aquello de que todos somos débiles y a nadie le amarga un dulce. Se comprende desde el aspecto humano pero no se comparte, hasta el punto de dudar sobre sacar a subasta la letra original de su canción Adiós, que me regaló en su día, a ver si algún figurante de este teatro ourensano, quiere pagarla suficientemente, pues el dinero vendría bien para seguir sosteniendo la idea que denuncia cosas como ésta en un Ourense quedo y trémulo hasta decir basta.
San Martiño
Comparte esta noticia:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email
Imprimir