Pasé por la Avenida Buenos Aires y me llevé un flash al ver esta mesa de firmas para la familia del muerto que estaba arriba. Pero es que ¿aún hay alguien que muere en casa y no se transporta rápidamente al tanatorio? Pues va a ser que no, y me parece bien, si es el deseo de la familia que no ya del finado pues el muerto al hoyo y el vivo a seguir en este valle de lágrimas burlando el toro lo máximo que pueda. Me resultó tan curioso no me pude resistir a hacerle la foto porque hacía años que no veía esta imagen en directo y personalmente.
La cosa va de muertos muertos que no muerto en vida que también haylos para dar y tomar. Y como esta vista es excepcional para mí últimamente me voy a ir al cementerio en día de difuntos para hacer más excepcional este día de difuntos; además, así huyo psicológicamente de estas fiestas artificiales que se potencian desde los que nos conducen como burros, u ovejas tal vez, del Samain y otras historias que nos cuentan tradiciones a las que les damos la vuelta como a un calcetín para que se acomoden a nuestra alegría desaforada y bendita si no fuera porque hoy más que ayer pero menos que mañana estamos más pobres y menos jóvenes, y con menos alegres el resto de los días que no nos dan fiesta desde arriba.