Hacía tiempo que no salía a caminar pese a saber lo positivo que resulta para nuestro cuerpo y la mente. Se deja uno llevar por la rutina de la preocupación pensando que no estar delante del motivo que la ocasiona resta posibilidad a su solución, cuando, sin duda para el caso de estar confuso, resulta mucho mejor poner distancia para cobrar perspectiva. Hoy, por fin, salí un rato a caminar entre puentes. En el recorrido me topé con el mural de Mon y me entró una sacudida de sorpresa grande porque iba pensando en las batuecas hasta que lo vi. De repente todas las fotografías que había visto sobre el mural dejaron paso a la realidad y la diferencia fue de orgullo por Mon. Está muy bien el mural, pero es que, además, él no está desde hace ya bastantes días y se echa en falta; más de veinte días y otros más que le quedan se multiplican al estar tan lejos, en México, pues la distancia no es solo de kilómetros sino de falta de noticias y con sobra de haber perdido el móvil, porque no se sabe si está bien, muy bien, regular o mal y esto no mola. Tres murales son los responsables de su ida tan larga, tres murales como tres soles de su arte que esperamos estén mucho tiempo hablando de su paso por esa lejana tierra. Menos mal que ya no queda casi nada y vuelve esta semana que entra porque uno está hasta las tetas de tener veinte frentes abiertos cercanos y los hijos fuera.
- Sección: Noticias, Varios
- Publicado el 16 octubre 2016
- Por Moncho
Ayer vi el mural de Mon in situ
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