Es un fenómeno curioso éste de las campañas electorales. Son parecidas a las campañas comerciales de empresas que ofertan nuevas y mejores condiciones a los que quieren captar como nuevos clientes que a los suyos de siempre, pero, a diferencia de éstas el público del que se rodean en sus reuniones son los suyos que no los otros diferentes a los que quieren captar. Curioso.
Para corregir estos desajustes lanzamos la idea de poner al candidato frente a un público en principio heterogéneo y diverso, que pudiera saltarle a la verdad yugular al por lo usual prometedor verbal electoral. Sólo un candidato dio respuesta pero sin demasiado éxito de asistencia, pues debe ser tal el hastío político que ni con recetas innovadoras como la nuestra. Pero insistiremos en el tema porque nuestra vocación es ésta, agitar un poco lo que otros tratan de cambiar lo justo para que todo siga igual y en consecuencia decadente.
Agradecemos, eso sí, a Miguel Caride su presencia, pues no deja de ser valiente ponerse en espacios tan estrechos para un buen marcaje donde no sabes si saldrá incluso alguna patada (metafóricamente hablando). A los demás candidatos ni las gracias hemos de dar pues ni siquiera han respondido, excepción de Xoán Bascuas que sin estar, es.