Ajuste de cuentas o crimen organizado o robo o lo que dios sabe y la investigación algún día pueda contarnos, lo que sea es la fotografía real de una humanidad que no progresa moralmente. Sociedad nihilista y hedonista que encuentra en el poder, sea económico financiero, político o cualquier otro tipo de poder-poder, su boomerang perfecto para volverse contra ella. Lo de este crimen en Guadalajara de España que no de México ¡manda carallo! Que rebanen el cuello de dos niños, además del de sus padres aunque estos puedan tener algún tipo de responsabilidad en su suerte criminal, es algo que Herodes hizo ya hace mucho tiempo por el poder, en ese caso poder que creía perder por el nacimiento del inocente. Pues bien, los vecinos de la tranquila urbanización de la Arboleda de esta localidad de Guadalajara tenían motivos para sospechar que la familia brasileña que se había mudado en julio quería mantener el anonimato. El padre, siempre ataviado con un sombrero que “no se quitaba ni para comer”, era la figura visible, haciendo largos trayectos a pie para hacer la compra. Correcto en el trato, rehuía relacionarse, y a la madre y los niños apenas se los veía fuera de casa. Los asesinos que acabaron con la vida de los cuatro miembros de la familia, descuartizaron a los adultos y metieron los cadáveres en bolsas era profesionales que les habían seguido desde Brasil. Es la hipótesis que maneja la Guardia Civil. Se introdujeron sin levantar sospechas entre los vigilantes de la urbanización. Probablemente fueran conocidos de la familia, ya que las entradas a su casa no fueron forzadas. La prioridad de los investigadores es que la pista de estos presuntos sicarios no se enfríe. Un detalle especialmente enigmático es que se tomaran la molestia de preparar los cuerpos para transportarlos pero finalmente los abandonaron en la propia casa, lo que indicaría que algo trastocó sus planes.
Nos queda el consuelo, al menos, de que no fueron torturados.
|