Ciertamente debiera parecer que elcercano es más apetecible por comprensible a mayores que a jóvenes; por una simple razón, porque ha nacido desde la necesidad de contar con espacios alternativos a la bendición política, donde la libertad e independencia absoluta en centros dedicados al pensamiento, arte y cultura de quienes cortan el bacalao en una ciudad como Ourense es como branquias para los peces o agua de septiembre para los incendios de Ourense. Sí, no es petulancia ni soberbia, ni simple autoestima inducida por el libro de autoayuda que escribimos a diario con nuestras experiencias, es la puñetera realidad de una sociedad marcada por la subvención que secuestra hasta al más progre de los progres (que se dicen a sí mismos) pero que distan de ello cuando miran hacia otro lado al tentarlos el poder, o por ejemplo, Baltar con sus certámentes, sus publicaciones, sus premios, sus jornadas de ourensanía, sus islas poéticas, sus dineros de la diputación, etc.
Decía que pudiera parecer que elcercano es entendido más por los veteranos de mil debates, sobre lo que queremos ser y podemos ser, que por jóvenes que se adentran a estos juegos de identidades para el ser desde su propia juventud vital. Pero ahí están, jóvenes disfrutando del local, estudiantes que no se dejan programar, tal vez, por el rectorado, el decanato, el profesor universitario que cree que tiene el deber de decirle donde pasar sus ratos libres, ocio y demás; fijémonos que el capítulo dedicado a talleres, cursos y demás actividades dedicadas al entretenimiento cada día ocupa más volumen en el espacio del verdadero y necesario aprendizaje en la carrera que eligieron. Como si la labor universitaria fuera enseñar a bailar el ‘agarrado’ ´(sí, aunque no se lo crean, el año pasado hubo un curso programado desde la Universidad que consistía en ello), o escuchar un concierto gratis, en lugar de prepararlos mejor y mejor en el conocimiento necesario. No extraña que al final muchos se vayan de este lado de enseñar y busquen otras facultades fuera de Ourense. Aún nadie se ha visto el ombligo por averiguar porqué el descenso en diez años en Ourense desde los 7.500 alumnos a 4.100 de hoy, ¿les parecerán pocos?.
En fin, que celebramos que junto a mayores se acerquen a elcercano jóvenes. Los que no vendrán jamás, ellos saben que aquí sobran, son … ¿lo ha pillado?, pues sí, esos a los que les asusta cierta libertad en igualdad de condiciones.