En Ourense es curioso el fenómeno de lo público. Me refiero a las instituciones, de todo tipo, desde políticas hasta deportivas pasando por camerales o asociativas, que viven de la pasta caída del cielo, o pasta que se recibe de la Administración, sea cual sea, y por la cara o título rimbombante que se dieron a sí mismas cuando nacieron para vivir del cuento; éstas, cuando ven las orejas al lobo, que ya está en su casita de papel llamando a su puerta, reúnen a todos sus generales con el fin de defender su otro papel, el de parecer sin ser. Natural que toquen la corneta de SOS, pues en la casita de papel vivieron cojonudamente mientras calentaba el sol y sin haber hecho ejército para hacer la guerra cuando el ventoso enemigo sopla en contra; ahora la casita de papel se desmorona, y, entonces, llamada a la sociedad para que acuda ardua al sostén general.
Así ayer en Ourense se han vuelto a reunir los generales responsables de la Cámara de Comercio para salvarla de su quiebra, en la que ha entrado desde que los fondos públicos no soportan su gesta. Nadie al otro lado de la mesa, o sea, nadie del común empresariado que se preocupa únicamente de llegar a fin de mes con remanente único para pagar salarios sin entrar en deudas que acaben con su empresa, no responde, no contesta ¿Por qué será? Pues es fácil de saber: realmente a estos generales los soldaditos empresarios les importaron un pito sino simplemente para desfilar y ser excusa cómplice e inconsciente a veces, obligada siempre, para seguir siendo ellos los generales ganando medallas; y ahora, los soldaditos les pagan con la misma moneda, importándoles un pito su quiebra.
(Foto de Miguel Angel Villar- LA VOZ DE GALICIA)