El Club Ourense Baloncesto, que compitió esta temporada en la LEB Oro con el compromiso de la ACB de proporcionarle una plaza para la campaña 2016-2017 en la Liga Endesa, se ha encontrado con un problema burocrático para poder concretar el salto de categoría.
Abanca, la entidad financiera que avala la operación, exige garantías para conceder el crédito que permita al club abonar los importes necesarios para su inscripción, que ascienden a tres millones de euros. La Diputación ha accedido a ejercer de garante del 50 por ciento del importe, pero el otro millón y medio, que debe respaldar el Ayuntamiento, está en el aire, después de que los asesores del Concello hayan desaconsejado firmar el acuerdo con Abanca, ya que en caso de incumplimiento dejaría las arcas municipales en una situación comprometida.
Salvo que se alcance otro tipo de acuerdo, la solución pasa por la concesión de una posible subvención, en un pleno ordinario que se va a celebrar el viernes de la semana que viene, 3 de junio. Si la corporación municipal, muy dividida y con sectores contrarios a la aportación de fondos públicos para invertir en el proyecto, como Democracia Ourensana, da el visto bueno la cantidad, que aún se desconoce, podría permitir al COB atender las garantías que reclama Abanca. Aunque es probable que ese desembolso no llegara a tiempo para poder inscribir al equipo en la fecha tope fijada por la ACB: el 15 de junio.
AHORA LA CUESTIÓN ESTÁ EN DILUCIDAR EL DILEMA SOCIAL DE SI LAS INSTITUCIONES DEBEN O NO INVERTIR EL DINERO DE TODOS EN UNA ‘ASOCIACIÓN ANÓNIMA DEPORTIVA’ cuando, al mismo tiempo, en sus territorios administrados existe una bolsa de precariedad e incluso pobreza que resulta inadmisible en los tiempos de la edad histórica que vivimos.