Un 30 % más de ourensanos en el exterior desde que empezó la crisis, titulaba la información la Voz de Galicia este fin de semana.
El padrón habla en lugar del político de turno y dice que en el caso de la provincia de Ourense resulta especialmente ilustrativo poner en comparación las cifras del 2009 con las actuales, pes en estos últimos años el número de ourensanos que vive en otros países se ha incrementado en más de un 30 %. Y aunque los datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) no permiten concretar cuántos de ellos salieron al exterior para buscar trabajo, el aumento es lo suficientemente significativo para determinar que la crisis económica no ha hecho otra cosa que incrementar la otra gran crisis de la provincia: la demográfica.
En la actualidad la colonia ourensana en el exterior está formada por más de 111.600 personas una población ya no equivalente, sino superior, a la de la capital ourensana (que tiene en estos momentos poco más de 106.000 habitantes). América, esa quinta provincia gallega, sigue siendo el lugar de residencia mayoritario y en estos momentos el número de ourensanos que viven en países de este continente es de más de 86.000 frente a los casi 25.000 de Europa. Los matices -en este cómputo también se incluyen personas que nunca residieron en Galicia y hay quien deja la provincia, pero no España- no ocultan, en todo caso, la tendencia.
La verdad es que el dato es calamitoso y aquellos que somos víctimas de esa crisis teniendo a hijos fuera porque aquí no tienen trabajo no podemos consentir ya más que ningún imbécil con responsabilidad política se jacte de los logros y éxitos que su gestión ha producido en nuestra provincia. Ya podrá el sistema corrupto y miope tratar de engañar con falsas expectativas a cualquier vecino hijo de buena madre pero no puede ocultar la realidad, la misma que algún día -aún no se sabe cuando- les estallará en la cabeza. Y silbarán muchos mientras esto sucede por su complicidad barata y cobarde. En fin, toca luchar para invertir la tendencia y que regresen nuestros hijos en lugar de otros hijos de puta que vendrán, de seguir la tendencia.