Tocó cine de entretenimiento. Para ello una de acción como dios espectáculo manda. Y llegó London como objetivo terrorista, donde uno de esos héroes entrenados para ser inmortales en el terreno de fuego cruzado logra deshacer el plan último del comando que ha tomado Londres cual si fuera un ejército infiltrado. Traidores, presidentes de gobierno y hasta de Estados como los Unidos de América, policías y ladrones traficantes de armas de nivel globalización, todos juntos y el héroe hacen de este espectáculo puro y duro entretenimiento sin más fin que el olvido al minuto después de salir de la sala de cine. Pero mira que si es verdad que en cualquier momento el puto dinero, argumento convincente para el traidor de turno, arma un lío de tal envergadura y del cine pasamos al terror verdadero, el mundo no será igual. La verdad es que no pinta demasiado bien como para pensar en que no haya destrozos de envergadura cualquier día pues se ha empeñado el mundo en construir armas cada día más destructivas y casi al alcance de cualquiera que desee usarlas y tenga con qué financiarlas. Pero tampoco esto es demasiado imposible pues la pasta viaja por las conciencias más bajas y en negocios de paraísos fiscales/financieros donde se lava el dinero de la droga, prostitución y operaciones político empresariales, desde Venezuela a Argentina, España a China, etc.
Atrás quedó el Londres de mis amores, de los veranos mochileros en edad joven que buscaba reminiscencias del festival de Wight y la libertad que nos llevaban de ventaja a los españolitos de entonces. Un Londres en el que podías ver, pero no tocar, como dejaban las botellas de leche cremosa cada día en la puerta de las casas unifamiliares, en el que convivías en el piso de East court con un argelino sin pensar siquiera en ninguna sospecha de nada y con dos vascas que de nacionalismo independentista tenían lo que yo mismo, donde escuchabas al político Carrillo decir que antes el diablo que el rey, o a Lluis LLach con su estaca dándole p’al pelo al que no era de su cuerda, etc. Aquel Londres con sus disco tugurios donde se encontraba la pieza más deseada murió, como aquel que uno fue, iluso habitante de un mundo de alegres metas posibles que alcanzar. Aquel ya no es, no hay más metas que la de vivir en paz, que no es pequeña, tal vez se parezca más el de hoy al futurible de la ficción que nos entretuvo a algunos. En fin, qué le vamos a hacer; por esto no me apetece volver, no, al cine sí, a London.
2 comentarios en “London”
Una vez estuve en londres, por razones llamrmoslas especiales, porque sino yo jamas hubiera visitado esa ciudad.
Una tarde, ya a ultima hora, iba yo andando en direccion a mi hotel por la calle oxford, cuando de pronto comenzo a llover torrencislmente, y ya se sabe que cuando esto sucede en cualquier gran ciudad, resulta imposible coger un taxi.
Como era verano, yo llevaba una camiseta que comenzo a empaparse, asi que me meti en la entrada de una tienda, y me puse a ver los escaparates, esperando que parara de llover.
No habria pasado un minuto, cuando desde el interior de la tienda salio un negrazo, y se aproximo a mi con gesto amenazador, preguntandome de malos modos si iba a comprar algo.
Yo no le conteste nada, pero me fui acercando a el muy lentamente, y mirandole a los ojos le respondi,… no lo se.. lo estoy pensando.. muy despacio
El negrazo retrocedio un poco, pero enseguida recupero parte de su brio inicial, y me dijo que si no iba a comprar nada, tenia que marcharme. Yo le mire, espere unos instantes, y luego le respondi lo siguiente,…. Vas a entrar otra vez en la tienda, y le vas a decir a la basura de tu dueño, que si tiene una infima parte de lo que deberia tener, venga aqui, y me diga esa idiotez.. a la cara
El negro parecio muy sorprendido, y de pronto su gesto amenazante se transformo en otro de abierta complicidad, y simplemente me contesto.. Ok
Alli no volvio nadie, ni el negro, ni la escoria de su amo, ni tampoco aparecio 007, pese a verse tan comprometida la seguridad nacional de su mezquino pais.
Cuando dejo de llover,, continue andando hacia el hotel, pensando que un pais tan cutre, no merecia existir. Y ya se sabe, que hay que tener cuidado con lo que se desea, o se hace desear, porque puede acabar cumpliendose.
Yo vivo en Londres, lo veo y puedo tocarlo, y no veo muerto nada de eso que tu dices, si acaso las circunstancias que son diferentes, por aquello del paso del tiempo. Igual Lluis Llach no suena tanto, pero ahora hay otros Lluis Llachs.
y es que dicen que en el 99% de los casos, lo de “las cosas han cambiado” es mentira. Las cosas ahi siguen, pero cambiamos nosotros.