Pues sí, lamentablemente la pensión que recoge el papelito retratado de hoy es la de una señora con falta de movilidad importante, que vive sola y no tiene familia a su alrededor. Esta señora, como tantas otras personas mayores, tiene 84 años, cuenta con la ayuda de asistencia en domicilio que le presta el Concello de Ourense a cambio de una contribución de 36€ al mes. La ayuda es de ‘una hora’, por las mañanas, para levantarla, asearla y dejarle preparada la comida. Que está muy bien pero que no le llega, porque como se puede comprender, al no tener la movilidad al levantarse tampoco la tiene para acostarse por lo que necesita de otra persona que costea ella como puede. Hasta ahí, aún bueno. El problema surge cuando son festivos y fines de semana (incluidos los sábados), porque ahí el concello se desentiende de su ayuda domiciliaria: ¿será porque creen que en estos días no vive?, ¿será porque la fiesta del funcionario olvida la necesidad del desafortunado?, ¿qué será, será?. Nos podemos imaginar que es falta de presupuesto, o sea, falta de pasta para aplicar a estos vecinos mayores o enfermos del cuerpo, además de soledad.
Pues bien, la propuesta de hoy es que se limite tanto dispendio en cosas que no valen para nada sino solo como propaganda, entre otras tanta fiesta auspiciada desde el concello y sobre todo en subvenciones a todo quisque que la solicita y tiene cierta capacidad de protagonizar algo en la ciudad, aunque sea falso: veamos, por ejemplo, y a raíz de lo que nos informaron el otro día al respecto al ahorro este año en unos cuántos alquileres de locales que ocupaba el concello y que se hicieron prescindibles reorganizando la ubicación de los servicios y que ascendía la cifra a la cantidad de 160.000€, veamos lo que supondría entonces el ahorro en todos los alquileres de las Asociaciones de Vecinos de Ourense (67) que podrían utilizar edificios públicos y propios del concello como los ‘Centros Cívicos’ e incluso otros como La Molinera o Banco de España, amén de cualquier otro que se me escape, para sus reuniones y actos puntuales. Y no solo asociaciones de vecinos sino universidades eufemísticas populares, asociaciones comerciales, bombillas y fogatas, etc.
La prioridad en el gasto es necesaria y mientras haya tanta necesidad en asuntos sociales que afectan a nuestros vecinos déjense de subvencionar ‘agentes sociales’ de muy dudoso destino.