MADRID.- Se ponía de largo la plataforma en apoyo del candidato socialista a la Presidencia del Gobierno con el lema: “Pedro nos une”. Era un acto que, tradicionalmente, en el PSOE fue muy significativo y un revulsivo en la carrera electoral. Pero Pedro Sánchez unió poco. Menos de dos centenares de personas en el evento, nadie del llamado “clan de la ceja” —que marcó una época—, y con una representación muy exigua del mundo de la cultura.

Paco Clavet, Álvaro de Luna —incombustible—, Xavier Sardà o Forges eran las caras más conocidas en la sala del Palacio de Deportes de Madrid. Había más miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE, de antes y de ahora, que representantes del ámbito social y cultural de este país. Hasta acudió el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, porque estaba de paso por Madrid.

Se leyó un manifiesto de apoyo al candidato y se prometió que habrá actos más potentes a lo largo de la campaña, cuando se sumen más personas a la plataforma, dado el escaso éxito de la noche del martes, del que era consciente la propia dirección socialista.

Sánchez, no obstante, se esforzó en dar un mensaje para el mundo de la cultura con dos promesas muy concretas: volverá a crear el Ministerio de Cultura si llega al Gobierno tras el 20-D; y el IVA cultural estará en un tipo medio europeo, aunque no concretó más.

El líder socialista también incidió en que derogará “toda la reforma laboral”, un día después de explicar en televisión que será por partes y que el abaratamiento del despido no entra en sus primeros planes.

También mantuvo las críticas a Ciudadanos y buscó una clara diferenciación de sus postulados frente al partido de Albert Rivera. “Éste es un acto de gente de izquierdas”, apuntó; y situó al PSOE en dicho ámbito de forma nítida, frente a cualquier confusión con quien ahora parece ser su adversario más cercano.

Se podría decir que Sánchez viró en su discurso más a la izquierda porque tenía delante de él al mundo de la cultura. Pero es que allí no estaba tal mundo. Más bien debió de ser por otras estrategias más electoralistas. El acto lo cerró el cantante de Tequila, Alejo Stivel, cantando Hoy puede ser un gran día. Otro incombustible.