Mi querido cura
¿Por qué te fuiste, ¡coño!, tan temprano? Con la falta que me hacías. Y ya ves que no hablo por los demás, que ellos tienen boca y letra mucho mejor que la mía, sino desde mi interior, pues ni siquiera utilizo la boca para decirte cosas. Las pienso y escribo, simplemente. Porque hay días que lo que apetece es ver tu foto y recrearme en lo que tú dirías en cualquier momento o escena de