
La persuasión/ En compañía de Alfred Ott
Teníamos en elcercano una cesta de libros para traer y llevar a gusto de cada cual y de una forma gratuita. No nos cabían más del desequilibrio que teníamos entre los que traíamos y los que se llevaban. Hasta el punto de disgusto por no valorar los regalos. Últimamente, incluso ya nadie los miraba. Como parte del mueble aparador donde se situaban. Un buen día se nos ocurrió que ya estaba bien con no dar
Moncho 12 de febrero de 2020