‘Pobre niño Juan’
Durante los tres últimos meses su madre lo estuvo santeando entre bisbiseos y jaculatorias. El médico le había dicho que aquellas fiebres no eran de este mundo y por lo tanto, en este mundo, no había medicina capaz de curar aquel mal. Y el doctorcito sabía lo que se decía, que se lo había dicho su comadre que lo conocía de oídas de otras comadres. Ella le había suplicado, ay doctor que es mi niño,