Hoy he salido al Parque de San Lázaro:
espléndida mañana del primero de mayo.
Los castaños de Indias están en plenitud
y los péndulos olmos brotan iluminados.
Hay parejas de tórtolas menudas
venidas de muy lejos, de Turquía.
Los perros huyen del hirviente asfalto.
La fuente suena dentro de nosotros.
La catedral la forman los tilos y los plátanos.
Todo el mundo mira el celular
esperando tal vez la llamada de Dios.
¿Será el apocalipsis lo que aguardamos todos?
Yo los fotografío con mi pequeña Olympus.
No tengo móvil, ni lo tendrá ya nunca.
A mí Dios no podrá llamarme por ningún artefacto.
(1-V-2022)