“Abril será peor que marzo” avisa el presidente Feijóo. Es como si evocara los famosos primeros versos de La tierra Baldía de Elliot: “Abril es el mes más cruel: engendra lilas de la tierra muerta”. No creo que Feijóo pensase en Elliot al advertirnos de este abril que intuye cruel, pero… ¿quién sabe?.
No es un poema fácil. Las referencias culturales están apenas aludidas y son tan numerosas como las interpretaciones de este texto enigmático en el que todos ven desolación pero también renacimiento. Tampoco parece una lectura que ayude. Cómo no pensar en el virus que nos asedia al leer el título de la primera parte, “El entierro de los muertos”, o en ese azar que nos puede alcanzar al leer el segundo, “Una partida de ajedrez” aunque el sentido de los versos que los prosiguen se nos escape. Y sin embargo… algo hay en el poema que, como las lilas que brotan de la tierra baldía, o tierra solada, como prefería Borges, nos dice algo y ese algo aunque enigmático, no es desolador .
Al final del poema habla el Trueno. Al final de esta epidemia, también hablará el trueno (espero). Tiene mucho que decir.