Con motivo de los atentados terroristas en Francia se puso de manifiesto la solidaridad humana, siendo las redes sociales uno de los medios que se llenaron de mensajes, la mayoría de condolencia, observé que en una cantidad no despreciable el rencor se manifestaba claramente o con palabras rebuscadas. No cuento entre estos a los políticos, que dijeron lo que se esperaba de ellos tanto a favor, cómo con “neutralidad” estudiada para no enfrentarse claramente con la realidad.
Viví la posguerra, con gente de un lado y del otro, incluso dentro de mi propia familia. Nunca oí palabras de rencor, nunca sentí que nadie, aunque hubiese sufrido persecución por los vencederos, e incluso afectándole al trabajo, trasmitiera ni odio ni rencor a sus hijos. En la transición se volvieron a encontrar las diferentes partes que participaron en la sangrienta guerra civil, se dialogó, se aceptó la bandera y la Jefatura de Estado, se llegó al acuerdo de que no hubiese ruptura. El lehendakariLeizaola volvió al Pís Vasco Vasco , resonó con fuerza el “Ja soc aquí” de Tarradellas en toda España cuando llegó a Barcelona. No hay que ocultar que hubo presiones para no cambiar, pero el Presidente Suárez los puso en primera orden de saludo, salvamos un golpe de estado y algunas intentonas. Se promulgó Ley de Amnistía de 1977 para olvidar y consolidar la democracia. Años después olvidamos lo que cedieron todos por el bien del ciudadano, el enfrentamiento volvió a surgir de la tumba, nace el rencor para conseguir que el otro “desaparezca” y no importa que sea a costa del bien común, se modifica la historia al gusto de cada uno de tal modo que los que la vivimos acabamos pensando que estuvimos soñando.
Nos hemos olvidado que UCD, PCE, UPG, PSOE, PSOEh, AP, PNV, CIU, PCEr, PSP, UGT, CCOO… y otros partidos y sindicatos que afrontaron con ilusión las primeras elecciones y el desarrollo de la Constitución en plena libertad y sin rencor. Cierto que lo que se hizo es mejorable, cambiémoslo con claridad adaptándolo a nuestra época sin exclusiones, enterrando antes el rencor y la revancha, no engañemos con la historia ni problemas que postergan el bienestar común, miremos hacia adelante para alcanzar el amanecer de la libertad y la solidaridad sin ira.