Vuelve el cambio menos ansiado de hora, vuelven atardeceres galopantes, y avecina lluvia…se congela el alma, escarcha en las miradas, manos frías de caricias ausentes…
El verano se ha escapado sin darnos cuenta, y el otoño resbaladizo en nuestros días casi cierra la puerta con un golpe brusco que nos hace aterrizar de nuevo en esos meses que pasarán más lentos, en los que habrá una tregua a golpe de luces, guirnaldas deslumbrantes por las calles y paquetes envolviendo esperanza, o miserias…o con un poco de suerte, amor, aunque sea a pedazos, aunque sea unos días;
Vuelve el cambio de hora, y vuelve la reflexión de tardes en casa, que no apetece ver la televisión, que no das terminado ese libro que te has propuesto ya como un reto; Vuelven las horas de parón, de mirar por la ventana y no ver pasos ruidosos, ni terrazas bulliciosas, las mismas que criticamos en verano porque no nos dejan dormir.
Vuelve la vida, vuelve la suerte, porque aunque falté el sol que nos queden las ganas de brillar, de sentir cómo nos moja la lluvia sin querer (o queriendo), que en una locura absurda agarremos la mano de quien nos apetezca y nos echemos a volar en huracanes con nombre, sin nombre, en sueños, o despiertos.
Esbocemos una sonrisa, mirémonos al espejo hasta escudriñar en nuestros ojos la imperiosa necesidad de sabernos afortunados, en un tiempo que nos carga de despedidas por sorpresa que nos dejan derrotados, que a veces ni han sido despedidas creyéndonos dueños del destino, y pensando que jamás un hasta luego sería un adiós.
Disfrutemos sin prisa de lo que nos mantiene a flote, como ese café recién hecho de primera mañana, o esa canción inesperada que alguien nos dice que nos ha enviado por error, mientras las comisuras de nuestros labios no esconden nuestra reacción, cual inocencia de un niño…
Así que, cuando sea de noche a las seis de la tarde, nos paremos un instante sin más, a pensar lo afortunados que somos, aunque la luna decida visitarnos a horas imprevistas.
Vivir es un lujo…sentir que estamos vivos es el eterno verano.