Si usted quiere ser una buena persona, muérase. De inmediato habrá alguien que hablará bien de usted. Aunque haya cometido las mayores atrocidades mientras estaba vivo, en cuanto la diñe, aparecerá algún mentecato que loe su presunta bondad y halague su memoria hasta límites obscenos. La necrología es un género periodístico perverso y suele contener la mayor cantidad de falacias que puede albergar un periódico, superior, incluso, a las promesas de los políticos, lo cual es realmente difícil. Este país cainita siempre ha sido fiel a dos principios: amargarle la vida a los vivos y aligerarle la muerte a los fallecidos. Me imagino al que redacta una necrológica, a veces la de alguien por quien no sintió simpatía alguna en vida, hurgando entre sus recuerdos o los recuerdos ajenos, hasta dar con la frase brillante e inexacta que realce una existencia que, en ocasiones, fue absolutamente diabólica. Creo que es en Paisaje después de la batalla donde Juan Goytisolo escribió una frase que he tenido presente desde que la leí hace bastantes años. Tu nacimiento fue un error: repáralo. En este país no es necesario reparar el error de nacer: basta con morirse para que otro reparen ese fallo inicial y conviertan el género necrológico en una hagiografía. También puede suceder lo contrario: personas que en vida halagaron servilmente a alguien que tenía poder, en cuanto éste fallece, lanzan sus diatribas contra la memoria del muerto para equilibrar las sandeces mercenarias que le dedicaron mientras dependían de él. La necrología no es sino una putada que un vivo le hace a un muerto porque, mientras uno la hojea, entre líneas descubre que la desmesura de las loas esconde algo siniestro. Somos ceremoniosos, animales de ceremonias y liturgias incluso dando el pésame por un fallecimiento que nos resulta indiferente -cuando no nos alegra-. Pero la cortesía nos impele a mantener eso que denominados relaciones sociales y que no es sino una esclavitud con la que apechugamos a lo largo de nuestras vidas grises que, en cuanto muramos, un vanidoso tildará de existencia heroica que merece, por lo bajo, una epopeya homérica. Ya lo saben: no es necesario que durante su vida traten de ser buenas personas, no infligir daños a los demás, comportarse con educación, decencia y honradez; basta con que ustedes cometan ese error que está en el otro extremo del nacimiento, el error de morir. Mientras ustedes agonizan, ya alguien está sentado frente al ordenador tecleando las alabanzas que aparecerán impresas al día siguiente de que usted se muera. Ésa es una de las razones porque las que no tengo ningunas ganas de morir: para que nadie escriba una necrología hablando bien de mí. Prefiero ser un cabrón vivo que un santo muerto.
NECROLOGÍAS
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CHESI
CHESI
José María Pérez Álvarez,"Chesi", escribió"Nembrot" y"Cabo de Hornos", novelas espléndidas y aplaudidas desde la crítica como alta literatura contemporánea española. Anteriormente,"Las Estaciones de la Muerte" y"Un montón de años tristes", suponen para los ourensanos una vivencia especial al situar su acción en la capital y el Liceo. Su última novela,"La Soledad de las Vocales", simplemente, ¡extraordinaria!
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